Hablar de infección de vías urinarias es hablar de una de las infecciones más comunes del ser humano. De hecho está catalogada como la segunda infección más frecuente, representando cerca de 8 millones de visitas al médico en Estados Unidos. Se presenta en aproximadamente el 40% de las mujeres y alrededor de un 12 por ciento de los varones.
En muchas ocasiones estas infecciones no representan un problema mayor, sin embargo, algunos casos pueden complicarse llegando a extenderse hacia los riñones y poner en riesgo la vida de la persona.
Los síntomas que se presentan, son bien conocidos por la mayoría de nosotros, e incluso se le han puesto sobrenombres tal como “mal de orín”. Esto se representa con la presencia de ardor al orinar, un incremento en la frecuencia con la que se necesita ir a orinar y esto en muchas de las ocasiones acompañado de urgencia y dolor en la parte baja del abdomen. La orina pierde claridad y se vuelve turbia y generalmente tiene mal olor. En los casos en los que la infección ha progresado se puede tener elevación de la temperatura (fiebre) por arriba de los 38ºC y acompañarse de dolor en la espalda y disminución de la presión arterial.
Las infecciones de vías urinarias se pueden presentar a cualquier edad, sin embargo es bien sabido que existen ciertos grupos de edad en los que se eleva la incidencia.
Cerca de un 2.5% de los niños tendrán en algún momento una infección urinaria y es más común en niños menores de 5 años. Las niñas son más propensas a tener este tipo de problema. Cuando se presentan de manera cotidiana o el niño tiene alguna otra problema urinario, se recomienda llevarlos con un urólogo pediatra. Los padres pueden ayudar mucho en la prevención este tipo de infecciones, enseñando y procurando tener buenos hábitos de higiene así como mantener un adecuado estado de hidratación.
Durante la adolescencia, nuevamente se presenta un incremento en la incidencia de la infecciones en mujeres, usualmente relacionado al inicio de vida sexual. Esta tendencia a presentar más infecciones que los hombres tiene está asociado a la longitud de la uretra (conducto por el que sale la orina de la vejiga al exterior) es mucho más corta que la de los varones. Esto facilita el paso de las bacterias desde el exterior hacia la vejiga.
Muchas mujeres de igual forma pueden identificar la presencia de infecciones de vías urinarias posterior a tener actividad sexual, por lo que se pueden administrar pequeñas dosis de antibiótico para reducir las presentación de estos síntomas.
Años más tarde, durante la menopausia, la disminución de los niveles de estrógenos vaginales, reducen los mecanismos de defensa a nivel uretral, y favoreciendo el crecimiento bacteriano, generando otro pico más en la incidencia de estas infecciones. A esto se suma el cambio en el “microambiente” vaginal, que provoca la muerte de la flora bacteriana normal, misma que ayuda a eliminar las bacterias causantes de la infecciones urinarias. Las terapias de reemplazo hormonal a través de parches o pastillas no ayuda al respecto, por lo que la utilización de estrógenos vaginales es necesario para ayudar a estas pacientes a disminuir el número de episodios.
Hasta ahora hemos hablado en gran mayoría de infecciones en las mujeres debido a que son mucho más frecuentes en este género, sin embargo también se pueden presentar en los hombres, sobre todo en mayores de 65 a 70 años. Generalmente está asociado a problemas en el vaciamiento de la vejiga al momento de ir a orinar, y se presenta en mayor medida en hombres con crecimiento prostático obstructivo o también llamada hiperplasia prostática.
Existen otras múltiples causas de infecciones de vías urinarias, pero estos son temas más específicos y complejos, que no ayudan al lector en el entendimiento de este problema tan frecuente.
1.- Tener un consumo apropiado de líquidos. ¿cómo sé cuánta agua debo tomar?. R: observando el color de la orina, este debe ser transparente prácticamente como el agua o discretamente con un muy leve tono paja.
2.- Ir al baño de forma regular. Esto implica obviamente, no aguantarse la ganas de orinar. Esto es un “mal” que se nos inculca: “no utilizar baños públicos, sólo el de nuestra casa”.
3.- Mantener un buen aseo del área genital. No utilizar jabones vaginales o duchas vaginales, ya que estas cambian el pH, favoreciendo el crecimiento de las bacterias nocivas.
4.- NO AUTOMEDICARSE. El problema generado por el mal uso de los antibióticos, ha generado resistencias bacterianas importantes. Esto es, las bacterias han creado mecanismos de defensa ante los antibióticos, dejándonos sin opciones para el tratamiento.
5.- Realizar examen general de orina y urocultivo antes de iniciar el antibiótico y al menos siete días posteriores a finalizarlo. Esto nos ayudará a saber qué tipo de bacteria fue la que infectó así como corroborar que el tratamiento fue exitoso y erradicamos la infección.
6.- Acude con tu médico. Muchas veces preferimos gastar nuestro dinero en otras cosas, pero no destinamos lo necesario para el cuidado de nuestra salud.
Experto en riñón, vejiga urinaria, próstata, disfunción eréctil y otras enfermedades.
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