El presidente electo de México, Andrés Manuel López Obrador, someterá el futuro del Nuevo Aeropuerto de México (NAIM), el mayor proyecto del mandato de Enrique Peña Nieto, a una consulta vinculante a la ciudadanía, cuya logística aún es poco clara. "Llamo al pueblo de México a que nos ayude a resolver este entuerto", dijo.
El líder izquierdista presentó hoy en rueda de prensa el dictamen realizado por su equipo técnico que confirma las dos opciones que López Obrador ya venía manejando hasta ahora para aligerar de tráfico aéreo al actual y congestionado aeropuerto de Ciudad de México.
Una opción pasa por continuar las obras del NAIM -proyecto que López Obrador siempre ha criticado y que está en construcción en el municipio de Texcoco del Estado de México, vecino de la capital - y la otra supone cancelarlas y transformar el aeródromo militar de Santa Lucía en aeropuerto civil.
Para determinar cuál es la mejor opción anunció que se llevará a cabo una "amplia consulta" de "carácter vinculatorio" con especialistas, integrantes de los sectores empresarial y civil, y los ciudadanos en general.
Esta consulta está prevista para la última semana de octubre, cuando López Obrador todavía no sea presidente, puesto que asumirá el 1 de diciembre.
"Será una consulta vinculatoria; lo que diga la mayoría es lo que se va a llevar a cabo", anunció el presidente electo.
Sin embargo, el presidente electo no supo concretar ni el mecanismo ni la representatividad de esta consulta, que pretende "dar voz a todos los ciudadanos" en forma de referéndum, una encuesta o un foro en redes sociales.
Sugirió que podría consistir en que "se organizan los ciudadanos y se ponen mesas para recibir los votos para saber qué es lo que opina la gente en las plazas públicas".
También planteó una "encuesta nacional" con "vigilancia ciudadana" para que "no quede ninguna duda o sospecha" sobre la veracidad de su resultado.
Además, aseveró que se pondrá en contacto con directivos de medios de comunicación para que se celebren "muchos foros" periodísticos en radio, televisión e incluso en "las benditas redes sociales", y que la gente pueda pronunciarse sobre el proyecto estando informada.
"Se van a tener espacios y se va a garantizar la pluralidad y la equidad. No se va a cerrar la posibilidad de manifestación a nadie", explicó López Obrador desde un anticuado salón de fiestas de la capital mexicana.
El presidente electo informó de que ya comunicó su decisión a grupos de empresarios, que están "muy contentos", y que el próximo lunes trasladará la propuesta de la consulta al presidente Peña Nieto.
Precisó que el 5 de septiembre es la fecha límite para que se reciban las opiniones de ingenieros, empresarios y sociedad civil, para tres días después informar de dichas opiniones y anunciar las bases y la fecha de arranque de los foros informativos. Una vez realizados estos, se realizará la consulta en la última semana de octubre.
"Tengamos confianza en la gente, el pueblo es avispado, no es tonto", argumentó López Obrador, quien pidió "dejar a un lado la concepción elitista de que nada más la clase política y un puñado de expertos deben decidir".
El equipo de López Obrador dijo que será "imparcial" y dará "toda la información" a los ciudadanos.
A su vez, el próximo secretario de Comunicaciones y Transportes, Javier Jiménez Espriú, explicó que frenar la construcción del NAIM en Texcoco supondría perder 100.000 millones de pesos (unos 5.250 millones de dólares) ya invertidos en el proyecto.
Según el informe técnico presentado, la construcción de dos pistas más en la base militar de Santa Lucía supondría un costo de 3.600 millones de dólares.
El nuevo aeropuerto de México es la obra de infraestructura más ambiciosa de la actual administración (2012-2018), con un costo previsto de 13.000 millones de dólares, aunque el equipo de López Obrador elevó el valor del proyecto hasta los 300.000 millones de pesos (unos 15.740 millones de dólares).
Según los planes de Peña Nieto, el NAIM tendría que abrir sus puertas en 2020 con tres pistas de despegue y aterrizaje, y una capacidad inicial para 70 millones de pasajeros anuales.
López Obrador se ha opuesto siempre a la construcción del nuevo aeropuerto por considerarlo costoso y dañino al medioambiente, aunque en plena campaña electoral moderó su discurso ante los empresarios y planteó la posibilidad de revisar el proyecto en lugar de cancelarlo.
Ahora, el líder izquierdista ha decidido poner en manos de la ciudadanía el futuro de esta magna obra. "Llamo al pueblo de México a que nos ayude a resolver este entuerto, este asunto complicado, difícil, que heredamos pero que tenemos que enfrentar de la mejor manera posible", acotó.
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