Andrés Manuel López Obrador desvelaría en un mes si continúa o no con la construcción del nuevo aeropuerto de la Ciudad de México, aunque el anuncio puede retrasarse hasta tres meses si persisten dudas de su viabilidad, dijo a Efe el próximo secretario de Comunicaciones y Transportes.
Si no se llegara "a una solución muy clara" después de dialogar con expertos en la materia, "haríamos en un mes o dos foros técnicos para los temas que no hubieran podido ser resueltos", afirma en entrevista con Efe el designado como nuevo titular de la Secretaría de Comunicaciones y Transportes, Javier Jiménez Espriú.
En las manos de Jiménez Espriú (Ciudad de México, 1937) está la patata caliente por excelencia de la próxima Administración.
El futuro del nuevo aeropuerto, que ya se está construyendo en Texcoco (en el Estado de México, aledaño a la capital), fue una de las polémicas que estalló en plena campaña presidencial, y en ella llegó a entrar el magnate Carlos Slim, quien dijo que parar las obras sería "suspender el crecimiento del país".
Tras la victoria de López Obrador el pasado 1 de julio, con más del 50 por ciento de los votos, la incertidumbre continúa.
Al mismo tiempo, López Obrador, que inicialmente quería detener las obras, ha moderado su discurso y ha pasado a considerar otras opciones, entre ellas, continuar con la construcción.
"Hace poco decíamos que el aeropuerto no debería seguir. Lamentablemente, ha seguido, y estamos obligados a ver la posibilidad entre esa opción y la nuestra", apunta Jiménez Espriú.
El próximo secretario comenta que en la reunión que tuvo esta semana con el actual responsable de Comunicaciones y Transportes, Gerardo Ruiz Esparza, su equipo le trasladó ciertos "asuntos puntuales" que les preocupan, de carácter financiero y técnico.
A partir de mañana darán comienzo los trabajos de los grupos de expertos que darán su opinión sobre la viabilidad del proyecto, para que queden a consideración del futuro Gobierno y éste tome una decisión final, o en su defecto, concrete foros para seguir ahondando en las cuestiones más espinosas.
Asimismo, Jiménez Espriú considera pertinente que se abra una consulta que involucre a los ciudadanos para "conocer la opinión de todo aquel que quiera darla".
Opinión -reitera- no estaría encaminada a que la gente "vote", sino a que se puedan "escuchar" las diferentes voces.
Aunque todavía no está definido cómo se efectuaría dicha consulta, no estará solo limitada a los habitantes de Texcoco -donde el aeropuerto lleva años levantando una fuerte oposición-, porque "es un aeropuerto internacional que va a servir a todo el mundo".
Si se continuara con el nuevo aeropuerto, los contratos que hasta ahora han sido otorgados serán revisados, para constatar que no tienen ninguna irregularidad.
Pero si la construcción se detiene, quedarían en el aire y "habría que negociar todos los contratos".
"Si llegamos a la conclusión de que no es viable, lo que está enterrado, enterrado está, y lo digo literalmente, porque hasta donde vamos prácticamente el 90-95 % de todo lo invertido está en el subsuelo, en la cimentación (...) eso se perdería", agrega Jiménez Espriú, quien agrega que esa cuestión también habrá que "tenerla en cuenta en el análisis final".
La otra opción, la defendida por López Obrador, es encontrar una "solución sistémica" con la que se combinen las tareas del aeropuerto actual, del de Santa Lucía (en el que se instalarían un par de pistas y pasaría de ser militar a civil) y el aeropuerto de Toluca.
Éste último, que se encuentra unos 60 kilómetros del centro capitalino, tiene todas las condiciones para operar como un segundo aeropuerto de la ciudad, argumenta el futuro secretario: "Hasta que quebró (la aerolínea) Mexicana de Aviación llegaban a Toluca ocho millones de pasajeros, y hoy llegan 800.000".
"Tiene una posibilidad de crecimiento al doble. Y tendríamos dos o tres aeropuertos, como sucede en otras partes del mundo, como Nueva York, París o Londres", agregó.
En todo caso, Jiménez Espriú enfatiza que no se tomará una "decisión arbitraria": "Sería basada en términos absolutamente técnicos".
Además de decidir lo que ocurrirá con el aeropuerto, el Ejecutivo de López Obrador se ha marcado como reto llevar a cabo una "infraestructura para el desarrollo regional".
En especial, se pondrá la mirada en la región sur y sureste del país, donde "no hay inversión suficiente y está un poco desatendida".
Por ejemplo, "cerca de 350 cabeceras municipales no tienen camino pavimentado y hay muchas zonas excluidas" en cuanto a las telecomunicaciones.
Entre otros proyectos, la red carretera en el Istmo de Tehuantepec, la modernización del Aeropuerto de Ixtepec o un nuevo puerto industrial en Salina Cruz, menciona Jiménez Espriú.
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