Los candidatos a la Presidencia de México entran hoy a la recta final de la campaña tras un tercer debate flojo en propuestas y marcado por las acusaciones de corrupción; un todos contra todos que dejó varios rasguños pero no parece que cambiará las preferencias electorales.
Celebrado este martes en Mérida, capital del estado de Yucatán, el tercer debate versó sobre temas tan importantes como la educación, la tecnología, la salud o la lucha contra la desigualdad.
No obstante, pronto se fue por otros derroteros y volaron puñales, entre duros reproches y señalamientos por corrupción entre los aspirantes a gobernar México de triunfar en los comicios del 1 de julio.
"Fue en debate plano en el que hubo escaramuzas entre los candidatos pero sin que alguna de estas haya sido un golpe mortal, un 'knock out'", dijo hoy a Efe Marco Fernández, profesor de la Escuela de Gobierno del Tecnológico de Monterrey.
El líder izquierdista Andrés Manuel López Obrador, que encabeza los sondeos, recibió varios golpes del oficialista José Antonio Meade, del Partido Revolucionario Institucional (PRI).
Y sobre todo, del conservador Ricardo Anaya, del Partido Acción Nacional (PAN), por momentos agresivo, lejos de su habitual temple, tras varias filtraciones de videos en los últimos días que revelarían financiación ilegal de su campaña y tráfico de influencias.
Se lanzaron dardos en todas las direcciones y se trataron escándalos como el caso Odebrecht o la Estafa Maestra (sobre financiación ilícita a campañas del gobernante PRI).
Anaya, quien afirma que hay un "pacto de impunidad" entre el PRI y López Obrador y que ha dicho que enjuiciará al presidente Enrique Peña Nieto, destapó un supuesto trato del abanderado del Movimiento Regeneración Nacional (Morena) con un contratista cuando era jefe del Gobierno de la Ciudad de México (2000-2005).
"Yo no soy corrupto como tú", le replicó el líder de Morena.
De esta manera, a 17 días de los comicios más grandes de la historia de México, en que además de presidente se eligen más de 3.400 cargos públicos, la corrupción se convierte no solo en caballo de batalla tras un sexenio de gobierno marcado por numerosos escándalos, sino también en una arma de ataque.
"Todos se acusan de lo mismo, y en el debate querían convencer que el otro es corrupto. Pero esto no quiere decir que el que acusa quede libre de culpa", comentó a Efe el decano de la Escuela de Gobierno del Tecnológico de Monterrey, Arturo Sánchez.
En medio de tantos dardos, las preferencias electorales, que dan una holgada victoria a López Obrador, no parece que vayan necesariamente a cambiar.
"Si de lo que se trata es de ganar la elección, López Obrador logró mantener la postura, aunque no gane votantes. Y Anaya ganó en términos de ser más contestatario, agresivo, pero no le va alcanzar", opinó para Efe el investigador político Ulises Flores, profesor de la Facultad Latinoamericana de Ciencias Sociales (Flacso).
De acuerdo con una encuesta de la Confederación Patronal de la República Mexicana (Coparmex) divulgada este martes y realizada a más de 13.000 personas, 39,5 % de los mexicanos votarán por López Obrador, mientras 18,6 % lo harán por Anaya, 12,1 % por Meade y 2 % por el independiente Jaime Rodríguez, el Bronco, que apenas sobresalió en el último debate.
La prensa abrió hoy sus periódicos y portales con el tercer debate, resaltando la falta de propuestas y el abuso de ataques entre aspirantes a gobernar la segunda potencia latinoamericana después de Brasil.
Mientras tanto, los candidatos se afanan en suturar sus heridas.
"Yo no he visto a Peña desde hace seis años cuando se llevaron a cabo los debates presidenciales. Anaya era amigo de Peña y hubo traición. Nosotros queremos justicia, no venganza", dijo López Obrador en un video en Twitter, desmintiendo de nuevo el supuesto "pacto de impunidad".
Anaya, en esta misma red social, afirmó: "Vamos con todos los mexicanos que quieren un país en paz y un mañana mejor. ¡Ya ganamos los tres debates, y muy pronto vamos a ganar la Presidencia!", y acusó de corrupto a López Obrador.
Y Meade hizo los deberes. Compartió en internet varias propuestas electorales en materias como educación, tecnología y desarrollo, y festejó con varios militantes del PRI su supuesto éxito en el debate.
Hoy los cuatros aspirantes a la Presidencia continúan también con sus actividades de campaña, públicas y privadas, en una recta final vertiginosa, pero que no parece que vaya a cambiar el rumbo político.
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