Miles de personas se reunieron hoy a los pies del Capitolio de Estados Unidos para pedir una solución inmediata a la situación migratoria de los jóvenes indocumentados conocidos como "soñadores", además de aquellos beneficiarios del Estatus de Protección Temporal (TPS) que ven peligrar su prórroga.
Bajo lemas como "Dream Act Limpio Ya", y "Salvar el TPS", miles de personas se sumaron a una protesta cerca de las escaleras del Congreso para urgir a los legisladores en su labor por aprobar una ley que ayude a los inmigrantes que han hecho de Estados Unidos su país a regularizar su situación y alejarse de la incertidumbre.
Fátima Coreas, soñadora y miembro de la organización pro derechos de los inmigrantes Casa Maryland, insistió en entrevista para Baja Press en la necesidad de que los congresistas aprueben una ley antes de que concluya el año para que los jóvenes como ella puedan vivir tranquilos y continuar con sus vidas.
"No queremos más dinero para centros de detención, más agentes de inmigración en nuestras comunidades aterrorizando a nuestras familias. Por eso exigimos que el Congreso actúe ya, ya que sabemos que el próximo año muchos de ellos se van a reelegir y se van a enfocar en sus campañas", explicó.
"El mensaje que quiero que la comunidad americana sepa es que nosotros somos seres humanos, tenemos sentimientos. Hemos aportado a esta economía desde que llegamos (...). Muchos de nosotros tenemos nuestro propio hogar, tenemos nuestro propio vehículo, pagamos impuestos... Quiero que sepan que somos de ustedes", agregó.
El temor de estos jóvenes se consumó cuando en septiembre el presidente estadounidense Donald Trump revocó el programa de acción diferida que implementó su predecesor, Barack Obama, una orden ejecutiva para evitar la deportación de los "soñadores" a falta de una acción legislativa definitiva en el Congreso, aunque el plazo de dicha revocación vencerá en marzo.
Más 900.000 jóvenes inmigrantes que llegaron al país siendo niños se beneficiaron de este programa durante los últimos 5 años, con un alivio a la deportación y un permiso laboral que les abrió las puertas a un estatus temporal de casi plenos derechos.
Sin embargo, la decisión de Trump les ha colocado en la cuerda floja, y muchos temen que los congresistas no se pongan de acuerdo para rubricar una ley que les permita respirar tranquilos.
Un caso similar es el de los beneficiarios del TPS, ya que el mandatario ya ha puesto fecha de caducidad a aquellos que gozaban de él procedentes de Haití y Nicaragua, quienes en 2019 tendrán que abandonar el país si no encuentran otra solución legal, mientras que los miles de salvadoreños y hondureños que llevan años amparándose en este recurso también temen su fin.
Así les ocurre a Pastora Vásquez y Jessika Girón, de origen hondureño, y quienes viajaron desde Nueva Jersey para unirse hoy a la manifestación.
Ambas llegaron a Estados Unidos a finales de los 90, acogiéndose al TPS emitido por Washington para aquellos afectados por el Huracán Mitch. Ahora, tras 20 años en el país, "toda una vida", sienten que en cualquier momento una decisión del Gobierno les puede obligar a volver a Honduras, donde se vive "una situación terrible de violencia".
"Yo llegué hace muchos años a este país, he trabajado, he estudiado, he creado mi propia vida en este país. (...) Nuestras vidas están cada año en el limbo, pensando si tenemos seis meses más, doce meses más. Somos personas que hemos construido nuestra vida en EEUU, necesitamos una situación permanente", reiteró Girón, visiblemente emocionada.
"Hemos hecho las cosas bien por casi 20 años, somos TPS y exigimos una residencia permanente -insistió la hondureña-. No hemos hecho nada malo".
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