México fue en 2018, por segundo año consecutivo, el país en paz más peligroso para la prensa, con nueve periodistas asesinados, dos menos que en 2017, una bajada que no supone una mejora de la situación, amenazada por cárteles y gobiernos corruptos, indica hoy Reporteros Sin Fronteras (RSF).
En su informe anual, la organización defensora de la libertad de prensa asegura que además de los nueve asesinatos registrados se están estudiando otros dos, el de los reporteros Jesús Alejandro Martínez Jiménez y el de Diego García Corona.
En el listado mundial, México solo se ve superado por Afganistán (15 muertos) y Siria (11), ambos países afectados por la guerra.
"No hemos visto ninguna mejora. La situación es dramática, sobre todo para la prensa local de los estados marcados por los tráficos de armas y drogas", señaló a Efe el responsable para América Latina de RSF, Emmanuel Colombié.
En esas zonas, los periodistas que osan investigar asuntos de corrupción o que afectan al crimen organizado viven una situación insostenible.
Cuando no son directamente asesinados, asegura Colombié, sufren un permanente acoso, amenazas o seguimientos callejeros, que en algunos casos desembocan también en su muerte.
Si RSF tiene claro cuales son los responsables directos de estos crímenes, no oculta "la responsabilidad del Gobierno federal", que "conoce la situación y no toma las medidas necesarias para atajarla", indicó el responsable de América Latina.
Por un lado, denunció, las medidas de protección de periodistas son "insuficientes", tanto en términos financieros como humanos, "por lo que son totalmente ineficaces".
El informe anual cita el caso de Rubén Pat, abatido en plena calle el pasado 24 de julio en el estado de Quintana Roo, pese a que había pedido un dispositivo de seguridad urgente después de que un mes antes fuera asesinado su colega José Guadalupe Chan Dzib.
Las autoridades le proporcionaron un "botón de urgencia" y un GPS, indica la organización.
El pasado 21 de septiembre, Mario Leonel Gómez Sánchez recibió un disparo mortal en plena calle en el estado de Chiapas, un día después de que denunciara una reducción de su protección por el recorte de las medidas del Gobierno.
Además de la protección, RSF considera necesario lucha contra la impunidad, "sin la cual es imposible que la prensa se sienta segura".
Pese a la creación de una Fiscalía especial para la libertad de expresión, Colombié lamentó que los autores intelectuales de los asesinatos permanecen impunes.
"En ningún caso se logra que se sienten en el banquillo, aunque son conocidos", señaló el responsable de RSF.
La organización ha entrado ya en contacto con responsables del nuevo Ejecutivo en el que Colombié detecta "una voluntad de luchar contra la corrupción de forma eficaz", lo que puede traducirse en una mejora de la situación de los periodistas.
"Tiene un gran trabajo por delante para luchar contra la impunidad. Pero creo que llega con la voluntad de poner en marcha una política más integral y general para mejorar la protección y luchar contra la impunidad", refirió.
Los asesinatos y las amenazas han creado en México "agujeros negros para la información", porque hay zonas del país que los periodistas han abandonado por miedo.
Los desplazamientos forzosos, auténticos exilios de sus zonas natales, han originado lo que Colombié califica como "zonas silenciadas" en las que la prensa apenas puede poner el pie.
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