México ha vivido los últimos diez años marcado por una ola de violencia y por sustanciales cambios en la esfera política que no han logrado aplacar sus principales males: la inseguridad y la corrupción.
En 2010, el país estaba encabezado por Felipe Calderón (2006-2012) del conservador Partido Acción Nacional (PAN) y entraba ya en una espiral de violencia de la que no ha logrado salir, pues cerrará este 2019, según todos los pronósticos, con un nuevo y fatal récord de asesinatos por encima de los 34.000 muertos.
CALDERÓN Y LA GUERRA CONTRA EL NARCOTRÁFICO
Buena parte de esta violencia, según muchos organismos internacionales y expertos, la detonó la llamada guerra contra el narcotráfico, cuando poco después de asumir el cargo Calderón se apoyó en las Fuerzas Armadas para combatir el crimen organizado, acumulando decenas de miles de desaparecidos y más de 200.000 muertos hasta la fecha.
Hoy, el titular de Seguridad en la etapa de Calderón, Genaro García Luna, está pendiente de juicio en Estados Unidos por presuntamente colaborar con el cártel de Sinaloa.
El 31 de enero de 2010 tuvo lugar una masacre que marcó los últimos años de la era Calderón cuando un grupo armado asesinó a 16 personas, en su mayoría jóvenes que asistían a una fiesta en la fronteriza Ciudad Juárez.
El sexenio de Calderón también estuvo marcado por otros fatídicos eventos que todavía no han perdido vigencia. Es el caso de la incendio de la Guardería ABC, una tragedia que terminó con la vida de 49 niños y dejó a más de 80 con secuelas, cuyo padres siguen exigiendo justicia.
Las matanzas a migrantes y la aparición de sus cadáveres en San Fernando (Tamaulipas) entre 2010 y 2011, en unos hechos que dejaron 72 y 193 muertos, reflejaron tanto la existente crisis migratoria como el poder de los cárteles.
En un tono mucho más positivo, la industria automotriz continuó afianzándose en México con la producción de nuevos modelos, la mexicana Ximena Navarrete se coronó Miss Universo en 2010 y la selección mexicana de fútbol ganó la medalla de oro en los Juegos Olímpicos en 2012.
EL "MEXICAN MOMENT" QUE NO LO FUE
La llegada de Enrique Peña Nieto a la Presidencia de México en diciembre de 2012 representaba el regreso al poder del antaño hegemónico Partido Revolucionario Institucional (PRI).
Su batería de reformas estructurales, como la energética o la educativa, pretendía dar un vuelco al convulso México y hacer crecer el país.
Esta primera etapa fue etiquetada como el "Mexican Moment" y medios de gran prestigio se hicieron eco de ello como la revista Time, que en febrero de 2014 colocó a Peña Nieto en su portada con el titular "Saving Mexico" (Salvando a México).
Pero esta etapa de confianza y entusiasmo se desvaneció con la desaparición de los 43 estudiantes de Ayotzinapa en septiembre de 2014, un terrible suceso que involucró a policías del municipio de Iguala y que continúa hoy día repleto de claroscuros.
La lucha contra los cárteles estuvo dominada por la captura en 2014 del poderoso Joaquín "El Chapo" Guzmán, por su espectacular -y ridícula- fuga de un penal de máxima seguridad un año después a través de un túnel y finalmente por su nuevo y definitivo arresto en Los Mochis (Sinaloa), en enero de 2016.
En septiembre de 2017, tres catastróficos sismos azotaron el país dejando 471 fallecidos. El más mortífero se produjo cerca de la capital mexicana el 19 de septiembre, donde cayeron varios edificios causando 228 muertos.
Un año después, en octubre de 2018, el fenómeno de las caravanas migrantes con miles de personas, en su mayoría centroamericanos, pretendían cruzar México en grupo para llegar a Estados Unidos, lo que provocó un choque diplomático entre las dos naciones.
De poco sirvió que en agosto de 2016, todavía cuando era candidato a la Presidencia de Estados Unidos, el republicano Donald Trump visitara a Peña Nieto en la residencia oficial de Los Pinos, en un encuentro muy polémico.
EL ARRIBO DE LA IZQUIERDA AL PODER
Tras décadas de hegemonía del PRI, y dos sexenios con el conservador PAN al poder (2000-2012), las elecciones presidenciales del 2018 dieron un amplia victoria al izquierdista Andrés Manuel López Obrador, quien prometió regenerar la vida pública del país para acabar con la corrupción y la pobreza.
La lucha contra el robo de combustible protagonizó el primer trimestre de López Obrador en el poder.
Para ello, se reforzó sustancialmente la vigilancia en oleoductos y se compraron pipas (camiones cisterna) para trasladar el combustible.
Según el Gobierno, el robo de hidrocarburos cayó a mínimos nunca vistos, pero ello llevó a que durante semanas hubiera desabastecimiento de gasolinas -y largas colas y compras de pánico- en varias regiones del país.
Además, la explosión de un oleoducto en el municipio de Tlahuelilpan, cuando centenares de habitantes quisieron extraer ilegalmente petróleo, dejó la escalofriante cifra de 137 muertos el 18 de enero de 2019.
El fenómeno migratorio continuó a lo largo del año con el arribo masivo de personas, en su mayoría centroamericanos, a la frontera de Estados Unidos con México.
A inicios de junio y tras una semana de gran tensión, ambos países llegaron a un acuerdo migratorio que evitó que Estados Unidos impusiera aranceles a todos los productos mexicanos.
A raíz de ello, México envió a las fronteras norte y sur a la recién creada Guardia Nacional, logrando reducir el flujo que llega a Estados Unidos hasta en un 70 %.
No obstante, algunas de estas medidas han sido muy criticadas por parte de organismos internacionales y ONG.
Y la crisis migratoria ha dejado imágenes sobrecogedoras como la que capturó en junio un fotógrafo de la Agencia Baja Press en la fronteriza Matamoros; un padre salvadoreño y su hija ahogados en el Río Bravo, en una trágica búsqueda para arribar a Estados Unidos.
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