Las autoridades sanitarias de México reportaron este martes 74 nuevos decesos para un total de 406 muertes y 5,399 contagios acumulados por el COVID-19, 385 casos más que el día anterior.
El número de deceso de este día ha sido el más alto reportado desde que el 27 de febrero fue detectado el primer caso del virus en México.
Los 385 casos de las últimas 24 horas, representan un incremento de alrededor del 7,6 % respecto a los 5,014 contagios del reporte anterior, de acuerdo con el informe técnico de esta jornada presentada en una rueda de prensa en Palacio Nacional.
El director de epidemiología del Gobierno mexicano, José Luis Alomía, confirmó la acumulación de 10,792 casos sospechosos de la enfermedad, además de 23,900 personas que ya dieron negativo a la prueba y 40,091 personas han sido analizadas.
Del total de casos confirmados, el 65.29 % son ambulatorios (3,525 pacientes), el 10.72 % (579) están hospitalizados y e condición estable; el 19.6 % (1,058) se encuentran graves y el 4.39 % (237), son los casos más críticos al requerir ser intubados, comentó el médico.
Alomía reiteró que la mayoría de los fallecimientos está relacionada con condiciones subyacentes como son la hipertensión, la diabetes, la obesidad, la enfermedad pulmonar obstructiva crónica (EPOC) y el tabaquismo.
Mientras que las entidades con mayor tasa de incidencia son Baja California, Baja California Sur y Ciudad de México
El experto mexicano indicó que además de las 406 personas fallecidas por COVID-19, las autoridades sanitarias tienen un registro de 90 muertes consideradas sospechosas a la espera de que se confirme o se descarte la enfermedad.
Hugo López-Gatell Ramírez, subsecretario de Prevención y Promoción de la Salud, confirmó una reunión con los funcionarios de salud de los estados para analizar los procesos de preparación de cara a la fase tres de la epidemia.
Explicó que sigue la reconversión de hospitales para el COVID-19 en los estados, que se analizaron los tratamientos en el caso de cirugías para determinar cuales si se mantienen y cuales pueden ser aplazadas por no representar un riesgo.
Además, los hospitales privados pondrán a disposición del sistema de salud la mitad de sus camas para atender a pacientes de instituciones públicas durante la emergencia del COVID-19, conforme un acuerdo suscrito con el Gobierno mexicano.
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