Una edición después de la incorporación de Cuba, la Cumbre de las Américas excluye esta vez a Venezuela, con lo que la gran cita política de la región, que se celebrará en Lima (Perú) en abril, volverá a estar incompleta.
La canciller peruana, Cayetana Aljovín, anunció este martes que su Gobierno retiraba la invitación al presidente venezolano, Nicolás Maduro, una decisión respaldada por los 12 países del Grupo de Lima y por Estados Unidos.
Es decir, un bloque de naciones que suma más del 90% de la población americana ha querido que Venezuela quede por primera vez fuera de la reunión regional de jefes de Estado: Argentina, Brasil, Canadá, Chile, Colombia, Costa Rica, Guatemala, Honduras, México, Panamá, Paraguay y Perú, más Estados Unidos.
Por el momento solo Cuba y Bolivia, los dos aliados más fieles de Caracas, han expresado su rechazo a la exclusión de Maduro y ningún país ha amenazado con no acudir en protesta por esa decisión.
El Grupo de Lima, que se formó tras constatar la imposibilidad de aprobar medidas sobre Venezuela en la OEA debido al bloqueo de los países caribeños, justifica su veto a la presencia de Maduro con la Declaración de Quebec del 2001.
"Cualquier alteración o ruptura inconstitucional del orden democrático en un Estado del hemisferio constituye un obstáculo insuperable para la participación del Gobierno de dicho Estado en el proceso de Cumbres de las Américas", indica ese texto.
Los expertos consultados consideran contradictorio dejar fuera a Venezuela con este argumento y, sin embargo, mantener la invitación a Cuba.
"El Gobierno peruano está adoptando un doble estándar, dado que Cuba fue incluido en la pasada cumbre (Panamá, 2015) por la insistencia de los países latinoamericanos pese a que incumple la Carta Democrática Interamericana", indicó para Baja Press Cynthia Arnson, directora del programa latinoamericano del Wilson Center.
Para Michael Camilleri, analista de política exterior del Diálogo Interamericano, "hay una cierta contradicción entre excluir a Venezuela con base en principios democráticos y permitir que Cuba participe en la Cumbre".
No obstante, recuerda que Venezuela firmó tanto la Declaración de Quebec como la Carta Democrática Interamericana (ambas de 2001) y Cuba no, "por lo que se puede hacer una distinción sobre esa base".
El director de Freedom House para Latinoamérica y el Caribe, Carlos Ponce, considera que la incorporación de Cuba a la Cumbre de Panamá en 2015 fue simplemente "un gran espectáculo que no supuso un avance en democracia y derechos humanos en la isla".
"El comportamiento del Gobierno cubano durante la Cumbre de Panamá fue inaceptable. Envió a grupos violentos a amenazar y perseguir a los líderes de la sociedad civil que participaron", dijo para Baja Press, para subrayar que esa cita fue "solo un show (espectáculo)" entre el entonces presidente de EE.UU., Barack Obama, y el mandatario cubano, Raúl Castro.
"Creo que fue un error invitar a Cuba a Panamá y creo que es un error invitar a Cuba a Perú. Cuba sigue siendo una dictadura terrible y Venezuela es una narcodictadura", agregó.
El analista del Cato Institute Juan Carlos Hidalgo coincide en que invitar a Cuba en 2015 fue un error y subraya "las escenas de violencia de los simpatizantes del Gobierno cubano" en la cita panameña.
"Cuba tampoco debería participar en esta cumbre. Sería una hipocresía aceptar a una dictadura estalinista consolidada, al tiempo que se le niega su participación a un régimen que lo que pretende, con la ayuda precisamente de La Habana, es instaurar una dictadura al mejor estilo cubano en Venezuela", considera.
La Cumbre de las Américas, que se celebra cada tres o cuatro años, es la cita política más importante del continente al reunir a los jefes de Estado y de Gobierno.
La de este año, que se celebrará en Lima los días 13 y 14 de abril, será la octava edición después de las de Miami (EE.UU., 1994), Santiago de Chile (Chile, 1998), Québec (Canadá, 2001), Mar del Plata (Argentina, 2005), Puerto España (Trinidad y Tobago, 2009), Cartagena de Indias (Colombia, 2012) y Panamá (2015).
La de Lima es la primera Cumbre de las Américas del Gobierno del presidente Donald Trump, quien aún no ha anunciado si acudirá o no.
De hacerlo, sería su primer viaje a la región en más de un año de mandato, tras las visitas de su vicepresidente, Mike Pence, en agosto de 2017, y del secretario de Estado, Rex Tillerson, a principios de este mes.
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