Más de 250.000 personas desfilaron hoy por las calles de Tel Aviv, muchas de ellas portando la bandera arcoiris o ataviadas con ella, en el vigésimo aniversario de la Marcha del Orgullo Gay de la ciudad, la más multitudinaria de todo Oriente Medio.
"Soy una lesbiana en Israel y he venido a apoyar a quienes son como yo, creo que es muy importante venir y hacer acto de presencia, para que la gente sepa que existimos", dijo la adolescente Alina Berezon, llegada desde la ciudad septentrional israelí de Haifa.
Una ocasión que cada año reivindica, en un ambiente festivo con música, lluvia de agua con pistolas acuáticas y mangueras y coloridas carrozas, los derechos de la minoría LGTB: Gays, Lesbianas, Transexuales y Bisexuales.
Los más madrugadores comenzaron a congregarse antes de las diez de la mañana en el paseo Ben Zión, punto de partida del desfile, donde pudieron disfrutar de actuaciones musicales y de actividades para niños organizadas por el Ayuntamiento.
Un fuerte dispositivo policial con cientos de agentes, muchos de ellos de paisano, supervisaron que nadie llevara armas, drones, ni botellas de vidrio.
El alcalde de la ciudad, Ron Juldaí, inauguró oficialmente las las festividades con una breve alocución.
"Estoy orgulloso de estar frente a vosotros. Recuerdo cómo era hace 20 años, cuando comenzamos las marchas y ahora veo el ambiente de libertad que hay aquí", dijo el alcalde de Tel Aviv a los congregados.
A escasos metros del paseo marítimo, último tramo del recorrido, un pequeño grupo de personas con camisetas rosas denunciaron, a ritmo de batucada brasileña, lo que consideran la estrategia de "lavado rosa" que supone para ellos la Marcha del Orgullo israelí.
En su opinión esta marcha se presenta como un símbolo de la tolerancia y diversidad de Israel pero trata de ocultar las injusticias de la ocupación de los territorios palestinos.
"Israel usa a la comunidad gay para enseñar al mundo que respeta los derechos humanos", dijo el palestino Zizo Abul Hawa, "mientras que niega sus derechos a millones de palestinos ocupando sus tierras y matando a manifestantes en Gaza. Participar en el Orgullo Gay es participar en ese lavado rosa".
Tel Aviv, apodada como la "ciudad burbuja" por vivir ajena al resto de Israel, menos liberal y menos laico, se ha erigido en los últimos años en uno de los destinos favoritos del turismo gay.
La organización del evento informó que entre el cuarto de millón de asistentes, venidos de todo Israel, también participaron en la marcha miles de turistas -el año pasado fueron unos 30.000, según el diario Haaretz-, y la mayoría viajan en exclusiva para celebrar esta ocasión.
"Comenzamos a planear este viaje a principios de año. Hemos venido al Orgullo para disfrutar del paisaje y de la gente", afirma una pareja de homosexuales franceses que visitan por primera vez el país.
"Es una ciudad extraña, muy diferente de París y de Madrid. La gente es agradable para salir de fiesta, pero cuando vamos al Orgullo en Madrid nos parece una ciudad más abierta", matiza el galo Francis Llasera.
Pese a que la bandera arcoiris se haya convertido casi en un símbolo de Tel Aviv, colgada de forma habitual en sus balcones y clubs nocturnos, en otras ciudades los miembros del colectivo LGTB todavía se sienten discriminados.
"Esta es una de las pocas veces que puedo mostrar como soy, y por eso me gusta. Trabajo en el Ejército, en el departamento de asuntos religiosos, es muy duro y no puedo ser de verdad yo misma", se lamenta a Teen Dor, drag queen israelí.
El alcalde, así como varios de los asistentes, señalaron que aún queda mucho trecho por andar en materia de igualdad y respeto por las minorías, recordando que tres años antes, en la Marcha del Orgullo de Jerusalén, la joven de 16 años Shira Banki fue asesinada cuando un judío ultraortodoxo la apuñaló mortalmente.
El broche de oro de la jornada lo pondrá la actuación de la ganadora de la última edición de Eurovisión, Neta Barzilai, en el parque Charles Clore, frente al mar y miles de fans.
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