Bomberos y Protección Civil evacúan hoy, viernes 8 de septiembre de 2017, a residentes del municipio de Tapachula, en el estado de Chiapas, tras el fuerte sismo de magnitud ocho en la escala abierta de Richter que sacudió hoy violentamente a México. El fuerte terremoto registrado en la noche del jueves en México ha dejado al menos 32 muertos en el sur del país -23 en el estado de Oaxaca, 7 en Chiapas y 2 en Tabasco-, según el informe preliminar de las autoridades.

El sismo de México es de un tipo más peligroso de lo habitual

José Torres|EFE|Bomberos y Protección Civil evacúan hoy, viernes 8 de septiembre de 2017, a residentes del municipio de Tapachula, en el estado de Chiapas, tras el fuerte sismo de magnitud ocho en la escala abierta de Richter que sacudió hoy violentamente a México. El fuerte terremoto registrado en la noche del jueves en México ha dejado al menos 32 muertos en el sur del país -23 en el estado de Oaxaca, 7 en Chiapas y 2 en Tabasco-, según el informe preliminar de las autoridades.

El terremoto registrado la pasada noche en México y que se dejó sentir en buena parte de Centroamérica se produjo por la fractura interna de una placa tectónica, algo poco habitual y que suele ser más peligroso que el sismo provocado por el roce de dos placas.

Así lo explicó hoy en una entrevista para Baja Press la investigadora islandesa Vala Hjorleifsdottir, que lleva siete años trabajando en el Instituto de Geofísica de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM).


"El hecho de que haya habido por ejemplo menos daños que tras el terremoto de 1985 (de magnitud 8,1 en la escala Richter y que dejó miles de muertos y desaparecidos en Ciudad de México) se debe fundamentalmente a que el de la pasada noche (de 8,2) ocurrió a mucha más profundidad y más lejos" de la capital, apuntó.

En este sentido, los expertos del Servicio Sismológico Nacional de México, dependiente del Instituto de Geofísica de la UNAM, recuerdan que la Ciudad de México está edificada sobre una planicie que antaño fue un lago con mucha sedimentación,lo que favorece la expansión de las ondas sísmicas.



"Eso explica que aunque el epicentro ha tenido lugar muy lejos (de Ciudad de México), aquí la sacudida haya sido notable. El hecho de que la ciudad esté cimentada sobre tantos sedimentos hace que cuando llegan las ondas aquí se amplifiquen mucho", detalló la sismóloga.

En cualquier caso, la investigadora insistió en que, por lo general, son más peligrosos los terremotos que ocurren a causa de la rotura interna de una placa que los que se derivan del roce de dos de ellas, que son los más habituales, ya que, entre otros factores, "emiten más altas frecuencias".



"Al parecer, este temblor rompió dentro de la placa", lo que "no ocurre muy seguido, pero precisamente en Oaxaca (donde esta madrugada se registraron los mayores daños) ocurrió otro temblor de las mismas características, también de unos 8 grados y a una profundidad similar en 1931".

En términos geológicos, los 86 años que han pasado desde entonces "no son nada" y todo hace pensar que "tarde o temprano" esa región verá "pronto" (también en "una escala de tiempo geológica") episodios similares, explicó Hjorleifsdottir.

"Parece claro que en esa zona la placa está deformándose. No creo que vayamos a vivir tantos años como para verlo, pero sí es previsible un temblor similar", porque el de 1931 y el de la pasada madrugada están "muy relacionados".



En opinión de la experta, el hecho de que la ciudadanía mexicana esté muy familiarizada con los sismos y altamente concienciada sobre su peligrosidad ayuda a reducir los daños, aunque advierte del riesgo de que la saturación de alarmas pueda hacer que se baje la guardia.

La sismóloga ya vivió en 2012 en México un terremoto de magnitud 7,4. Como entonces, "esta noche desperté a mis hijos y salí a la calle", aunque reconoció: "Por un momento dudé de si trató de una falsa alarma como la del miércoles".

Efectivamente, en la víspera de este terremoto, en Ciudad de México se disparó la alerta sísmica por error, lo que provocó gran preocupación entre muchos ciudadanos, que evacuaron edificios y activaron sus propios protocolos de respuesta.



"Esta noche mucha gente ha creído que era otra falsa alarma y ni siquiera ha salido de sus casas cuando ha sonado la alarma sísmica", explicó Hjorleifsdottir, tras recordar cuáles son las medidas inmediatas que se deben tomar ante una alerta sísmica.

En ese sentido, apuntó que si existe la posibilidad de salir a la calle en menos de medio minuto desde que suena la alarma, "lo más sensato es hacerlo y acudir a un área despejada".

Si ese no es el caso, señaló que es más adecuado revisar la casa para alejarse de las ventanas y de objetos que se puedan quebrar y herir a las personas y buscar un lugar seguro del que resguardarse de posibles caídas de objetos y derrumbes parciales.



Otra opción si no hay tiempo para salir a la calle es subir a las azoteas, lo que tiene la ventaja de evitar que a la gente le caigan objetos encima, pero es el lugar donde más se sacude el edificio.

En cuanto a la posibilidad de que siga habiendo más movimientos sísmicos en las próximas horas en la zona, recordó que "la probabilidad dice que las réplicas van a ser de magnitud más baja, pero siempre hay excepciones y uno tiene que estar en alerta constante".

 


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