Han pasado semanas y las personas de la caravana migrante que decidieron quedarse en México a la espera de la visa humanitaria prometida por el Gobierno continúan sin respuestas. Por ello, un grupo se mantiene en huelga de hambre con la esperanza de que así se puedan "agilizar" sus procesos.
"Nosotros sentimos que lo que vienen haciendo va demasiado lento", dice a Efe Patricio Sánchez, un hondureño que forma parte del grupo de 15 migrantes que inició la protesta el pasado lunes en la ciudad de Hermosillo, estado de Sonora.
Apoyados por Pueblo sin Fronteras (PSF), organización que impulsa anualmente la caravana, han elegido como lugar para su reivindicación las afueras de la oficina del Instituto Nacional de Migración (INM).
La temperatura a lo largo del día puede superar los 40 grados a la sombra, por lo que unidades de la Cruz Roja se establecieron en el lugar para monitorear la salud de los migrantes.
La caravana, formada por más de mil personas, en su mayoría hondureños, comenzó el pasado 25 de marzo en Tapachula, ciudad sureña cerca de la frontera con Guatemala.
A su paso por Matías Romeo (Oaxaca), donde el grupo permaneció asentado unos días, el INM ofreció visas humanitarias a aquellos integrantes que lo desearan para regularizar su estancia en México.
"Nos han mentido, nos han puesto en proceso de trámite y nosotros ahorita estamos haciendo una huelga de hambre más que todo para que agilicen el trámite", argumenta Sánchez.
Irineo Mújica, director en México de la organización Pueblo Sin Fronteras, afirma que la intención del Gobierno era "complacer a los Estados Unidos".
Durante el paso de la caravana por Oaxaca, el presidente estadounidense, Donald Trump, publicó un tuit en el que alertaba que el grupo avanzaba hacia su país y que debía ser "detenido antes de llegar".
Más tarde, se jactó ante periodistas de que la movilización se había "disuelto, y que México lo hizo" debido a sus amenazas de cancelar el Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLCAN), aunque la caravana nunca interrumpió su marcha.
No obstante, después de que varios integrantes aceptaran las medidas humanitarias propuestas por el INM, el Gobierno anunció que la caravana había iniciado su "dispersión por decisión de sus integrantes".
"Realmente creo que como ellos ya cumplieron con Estados Unidos, realmente no quieren cumplirle a la caravana, no existe intención de hacerlo", sostuvo Mújica.
Se decidió que la huelga de hambre la llevaran a cabo únicamente 15 personas para poder monitorear su salud "y que si alguien se enferma, pueda hacerlo otro".
"Si no, realmente no sirve que todos nos pongamos en huelga de hambre y haya un montón de enfermos", explica Mújica, y agrega que los que llevan a cabo la medida son "fuertes" y tienen "la mentalidad de hacerlo de manera pacífica".
A la sombra, y protegidos por gorras, los migrantes descansan rodeados de sus mochilas y bolsas con sus pertenencias.
Los integrantes de la caravana, que recibe el nombre "Viacrucis migrantes en la lucha" porque iniciaron su camino en Semana Santa, han atado una gran cruz de madera a uno de los árboles plantados frente a Migración.
Asimismo, se sientan en círculo para recitar, tomados de la mano, algunas plegarias. "Nosotros nos preparamos con la oración; físicamente y mentalmente estamos preparados para ver hasta dónde llegamos", asegura Sánchez.
La fe es un elemento fundamental en la resistencia de estas 15 personas, como también señala el salvadoreño Erasmo Aguirre, otro de los participantes en la protesta. "Le pedimos a Dios que toque los corazones de Migración; nos han mentido", expone este migrante de 30 años.
Aguirre asevera a Efe que hay muchos mexicanos que los han apoyado, ofreciéndoles trabajo y víveres: "En los albergues no ha faltado con qué taparnos, colchas, colchonetas, alimentos, suero, agua, comida (...); que Dios les multiplique a ustedes lo que nos han dado a nosotros".
La caravana migrante, que se celebra anualmente y en esta edición batió un récord de participación, finalizó oficialmente el pasado 9 de abril, cuando llegó a la Ciudad de México.
A partir de allí, el contingente se dispersó en pequeños grupos, dado que algunos prefirieron solicitar refugio en México y otros continuar hacia Estados Unidos, por diferentes rutas. Alrededor de 300 llegaron a Tijuana, y la mayoría de ellos han comenzado trámites de asilo en Estados Unidos.
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