Washington - El presidente de EEUU, Donald Trump, despidió al director del FBI, James Comey, por "falta de confianza" tras considerar su decisión durante meses, desde el día en que fue elegido para la Casa Blanca en las elecciones de noviembre pasado.
En vez de una decisión súbita e impulsiva, la Casa Blanca retrató el despido del jefe del Buró Federal de Investigaciones (FBI) como un proceso sopesado que el mandatario llevó a cabo durante meses, para el que consultó a los líderes del Departamento de Justicia y que le llevó este martes a tomar la decisión final.
"No estaba haciendo un buen trabajo. Simplemente, eso. No estaba haciendo un buen trabajo", dijo hoy Trump al ser preguntado por el despido de Comey, mientras estaba reunido en el Despacho Oval con Henry Kissinger, que fue secretario de Estado del presidente Richard Nixon (1969-1974).
Esas fueron las primeras declaraciones públicas de Trump sobre el despido de Comey, que ha despertado una auténtica tormenta política en Estados Unidos, dado que el director del FBI era el encargado de investigar la supuesta injerencia rusa en las elecciones y si existió coordinación con la campaña de Trump.
Más tarde, la portavoz adjunta de la Casa Blanca, Sarah Huckabee Sanders, aseguró que Trump estaba pensando en despedir a Comey "desde el día en el que fue elegido" el pasado noviembre.
En rueda de prensa, la portavoz explicó que Trump conversó con el fiscal general, Jeff Sessions, y con su "número dos", Rod Rosenstein, el lunes, cuando le transmitieron sus preocupaciones sobre el comportamiento de Comey y el mandatario les pidió que lo pusieran por escrito.
A continuación, Sessions y Rosenstein escribieron los documentos en los que Trump se basó para en una carta, hecha pública ayer, notificar a Comey su destitución "con efecto inmediato".
La portavoz explicó que Trump había ido perdiendo confianza en Comey "durante los últimos meses" y que, por ello, tomó la decisión de despedirle, a pesar de que durante la campaña presidencial alabó la decisión de Comey de abrir una nueva investigación sobre los correos electrónicos de la demócrata Hillary Clinton.
La razón oficial del despido de Comey es la mala gestión que hizo de la investigación a Clinton, pero los demócratas y algunos republicanos creen que, en realidad, Trump está tratando de controlar la investigación sobre la supuesta injerencia rusa en las elecciones.
Sin embargo, la portavoz aseguró que la Casa Blanca "anima" al FBI a seguir con sus investigaciones, aunque consideró que no es necesario nombrar a un fiscal independiente, como han pedido legisladores demócratas y algunos republicanos para garantizar un examen exhaustivo de los hechos.
"Si Hillary Clinton hubiera ganado, algo que gracias a Dios no hizo, ella hubiera despedido a Comey inmediatamente (...) y los demócratas estarían bailando en las calles", dijo Sanders, que consideró la respuesta de los demócratas como la "forma más pura de hipocresía".
No obstante, el líder de la minoría demócrata del Senado, Chuck Schumer, volvió a cargar contra Trump y pidió al líder de la mayoría republicana, Mitch McConnell, que convoque una reunión, si es necesario a puerta cerrada, para que el fiscal general y su "número dos" expliquen por qué fue despedido Comey.
Por su parte, los jefes del Comité de Inteligencia del Senado invitaron a Comey a testificar la semana próxima ante esa comisión, una petición a la que aún no ha respondido.
Según publicaron hoy varios medios, Comey solicitó un notable aumento de los fondos para profundizar en la investigación sobre los nexos entre Rusia y la campaña de Trump pocos días antes de ser despedido, una noticia que consideró "totalmente falsa" una portavoz del Departamento de Justicia.
El Gobierno comenzó hoy a entrevistar a diferentes candidatos para que sustituyan de manera provisional a Comey hasta que la Casa Blanca elija a un nuevo director del FBI, que posteriormente tendrá que pasar un examen nada fácil en el Senado para conseguir su confirmación en el puesto.
El anuncio del sustituto provisional para Comey se producirá hoy, miércoles, "como pronto", dijo a Efe un funcionario del Departamento de Justicia, que pidió el anonimato.
El despido del jefe del FBI ha provocado un terremoto en EEUU debido a sus similitudes con el escándalo del Watergate del presidente Richard Nixon, que hasta ayer era el único mandatario que había destituido a la persona encargada de investigarlo.
Los demócratas han llegado incluso a pedir al Departamento de Justicia y del FBI que "protejan y preserven" todos los documentos sobre la investigación rusa y el despido de Comey, pues temen que el Gobierno aproveche la confusión para deshacerse de cualquier elemento incriminatorio.
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