La presencia de granjas solares y eólicas en el desierto del Sahara favorece el incremento de las lluvias y la presencia de vegetación, de acuerdo con un estudio divulgado hoy por la Asociación Americana para el Avance de la Ciencia.
Utilizando una combinación de pruebas empíricas y modelos, un grupo de investigadores de dicha institución llegó a la conclusión de que la instalación de este tipo de infraestructuras en el desierto incrementa las precipitaciones y, en consecuencia, el crecimiento de la vegetación en su entorno.
Aunque el estudio reconoce que su impacto no ha sido aún analizado en profundidad, los científicos apuntan al calentamiento del aire a consecuencia de la presencia de paneles solares y del movimiento de las aspas como principal desencadenante del proceso.
Este aumento de las temperaturas inicia un ciclo que genera una mayor evaporización ambiental que acaba convertida en esa misma lluvia que permite la presencia de vida vegetal.
Los datos, señala el informe, sugieren que este tipo de granjas puede provocar que los niveles de lluvia lleguen, incluso, a duplicarse.
Estas conclusiones, sostienen los investigadores, invitan a pensar que este tipo de generación energética es mucho más favorable en parajes desérticos que el uso de energía obtenida a través de combustibles fósiles.
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