A los 31 años la mexicana María Espinoza, triple medallista olímpica y mundial de taekwondo, es como esos personajes del escritor Brian Weiss que hacen regresiones al pasado y vuelven con una versión mejorada de sí mismos.
"En todos estos años a cada rato me he tenido que renovar, mirar atrás y hacer cambios para empezar de cero y volver a encajar en el alto nivel", revela en entrevista a Baja Press Espinoza, la mejor deportista mujer de la historia de México.
María ganó este mes la medalla de plata de la división de 73 kilogramos de los Campeonatos Mundiales de Manchester. Con eso completó su colección de preseas de todos los colores en las grandes competencias: tiene oro, plata y bronce en Olímpicos y en Mundiales.
Ser una de las dos mejores del mundo la pone como la cabeza de la delegación mexicana a los Juegos Panamericanos de Lima 2019 y de nuevo la nombran como candidata a medalla olímpica, aunque ella está más concentrada en el día a día.
"Estoy en una etapa en la que disfruto el camino sin la presión de antes. Vivo las competencias de manera diferente, me gusta competir de esa manera", confiesa.
Se refiere a su decisión de asumir los torneos como si fueran una gira de adiós. Con la plata en Manchester se despidió de los Mundiales, este verano lo hará de los Juegos Panamericanos y en el 2020 cerrará su carrera deportiva en los Olímpicos de Tokio.
"No hay nostalgia, sigo concentrada y aunque veo el final de mi carretera, estoy enfocada en los objetivos", explica.
De pie en el área de combate, mientras lanza patadas de ataque, María se muestra agresiva como una depredadora en celo. Parece por encima del bien y el mal, sin embargo pocos saben que detrás de heroína, hay una mujer con cicatrices.
"En todo este tiempo también hubo dolor, emocional y físico, y fui más allá de mis capacidades. Por ejemplo, en 2007 gané los Juegos Panamericanos de Río de Janeiro 2007 con una lesión de tobillo y previo a conquistar la plata olímpica en el 2016 en esa misma ciudad afronté una molestia de espalda", confiesa.
María enumera numerosos golpes en casi todo su cuerpo, pero es reservada al hablar de las puñaladas emocionales, las sufridas cuando la dejaron fuera del equipo de México en los Juegos Panamericanos de Guadalajara 2011 y meses después con un boicot a sus entrenamientos para los Olímpicos de Londres 2012.
Aquella vez quedó aislada con el entrenador cubano Pedro Gato, ya fallecido, y aún así ganó medalla de bronce en la capital británica en una disciplina que bien pudo ser taekwondo con obstáculos.
Y es que en la selva del deporte, María Espinoza ha sido como esos animales que cada cierto tiempo cambian de piel. Quizás su éxito consiste en de vez en cuando volver la vista atrás, cerrar una época y ser humilde como una principiante.
"He asumido cambios de peto, de las estructuras de mis rivales y muchos más. Cada ciclo olímpico aparecen cambios en el taekwondo, también en mi vida, y siempre debo adaptarme", reconoce.
No siempre estuvo arriba. En el Mundial de Puebla 2013 fue derrotada y un año después nadie apostó a su favor en los Juegos Centroamericanos y del Caribe de Veracruz, donde renació al derrotar a la campeona mundial cubana Glenhis Hernández y a partir de ahí construyó el camino hacia su tercera presea olímpica.
"Aquel combate fue clave porque me dio la confianza para continuar. Después gané plata en el Grand Prix Mundial de México y me motivé para llegar bien a los Juegos Olímpicos de Río", revela.
En estos días María se prepara para los Juegos Panamericanos de Lima 2019, los últimos de su vida, en los cuales espera ganar la presea de oro como hizo hace 12 años en Brasil.
"Me imagino en Lima en forma deportiva. Sueño con retirarme de los Panamericanos con medalla de oro y trabajo para eso", confiesa.
Después de Perú, María viajará al pasado. Recordará que se dio a conocer en el taekwondo de alta categoría al ganar los Mundiales de China 2007, un año antes de ser campeona olímpica en ese mismo país, además de que en el 2017 ganó bronce mundial en Corea, otra nación del continente donde terminará su carrera, en Tokio 2020.
"Asia tiene que ver mucho con mi vida deportiva", dice y deja entrever que al estilo de los personajes de Weiss su reto final consistirá en regresar al Oriente con una versión mejorada de la María Espinoza fue y una vez allí, apostar a su último milagro.
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