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Ya han pasado cinco años desde que Graciela Pérez Rodríguez perdió el rastro de su hija de 13 años y cuatro familiares más en Tamaulipas, una de las zonas más conflictivas de México, y el dolor sigue siendo el mismo, pero la lucha es más intensa y la esperanza también.
El 14 de agosto de 2012 su hija Milynali Piña Pérez, su hermano Ignacio y tres de sus sobrinos desaparecieron entre los límites de Tamaulipas y San Luis Potosí cuando regresaban de un viaje a Estados Unidos.
Al advertir la "indiferencia" de las autoridades frente a su caso, esta maestra de inglés dejó las aulas y arrancó su propia búsqueda, se convirtió en una experta del expediente de sus familiares y fundó su propia organización porque "si no eres parte de un grupo no te atienden", cuenta en una entrevista para Baja Press.
Además, hizo cursos en el extranjero en ciencia forense al detectar que el ADN podía llevarle a la identificación de los restos hallados en las fosas clandestinas que ha descubierto en estos años. "La búsqueda en campo es lo principal", sostiene.
"Llevo arriba de 48 hallazgos de sitios con fosas clandestinas en el sur de Tamaulipas", apunta Graciela, quien comenta que hace poco más de un mes encontró en un mismo sitio más de 16 puntos con cientos de fragmentos de restos óseos humanos y el Ministerio Público dio fe de ello.
"Nadie quiere hacer" este trabajo, señala, pero asegura que no era una opción "quedarse sentada esperando a un Gobierno que no tiene la menor intención de buscar a desaparecidos".
Pérez es miembro fundador del proyecto Ciencia Forense Ciudadana, creado en 2015 y dirigido por familiares de desaparecidos, que elabora un registro ciudadano de las víctimas y un banco con muestras biológicas de las familias para ayudar en la identificación genética.
Esta larga y dura batalla que emprendió hace cinco años le valió el premio Tulipán que el Gobierno de Holanda entrega todos los años para reconocer a una persona o asociación que promueve los derechos humanos a través de un proyecto innovador.
Sobre el galardón, que recibirá el próximo viernes en una ceremonia en La Haya, confiesa que le tomó por sorpresa y le genera "sentimientos encontrados".
"Me dolió mucho porque no deberían ocurrir" las desapariciones, sin embargo, por otro lado, contribuye a dar visibilidad a esta lucha.
Porque "no solo soy yo, somos miles" las familias "rotas", buscando a desaparecidos "ante tanta omisión" de las autoridades, remarca Pérez, quien recuerda que tras el caso de los estudiantes de Ayotzinapa, que generó una conmoción dentro y fuera del país, "fue frustrante porque solo se veían 43".
Quizás "yo podría hablar de mis cinco" desaparecidos, pero hay familias que desde mucho tiempo atrás están buscando a sus seres heridos. De acuerdo con cifras oficiales, actualmente hay 33.482 personas en México cuyo paradero es desconocido.
Ha sido un "trabajo tan doloroso" y "alguien sí lo está mirando", apunta entre lágrimas, tras confesar que el premio -que consiste en una escultura de bronce y 100,000 euros para seguir desarrollando su labor- la pone "un poco más nerviosa" porque se siente con mayor responsabilidad y compromiso.
Pese a las difíciles circunstancias en las que trabaja, defensores de derechos humanos como ella "son indispensables en la lucha por un mundo mejor. Se necesita presión desde adentro para lograr un cambio real", dijo el titular de Asuntos Exteriores de Holanda, Halbe Zijlstra, al anunciar el galardón.
Graciela, quien el próximo el 14 de diciembre ofrecerá un discurso ante el Parlamento Europeo, sostiene que en estos cinco años muchas personas se han convertido en "héroes anónimos" que le han dado fuerza para seguir en esta lucha porque, asegura, "el miedo te puede paralizar".
"Siempre le he apostado a la ciudadanía, a las familias, solo unidas podemos lograr cosas", afirma Pérez al señalar que el boom de los colectivos en la región apenas se produjo hace un año.
En Tamaulipas "ha sido muy complicado"; las autoridades están rebasadas y la amp-adeguridad sigue en niveles muy altos. Hay 7.000 expedientes en manos de la fiscalía especial de personas no localizadas y solo nueve agentes del Ministerio Público.
A ellos se añaden los 1.500 expedientes que lleva la coordinación antisecuestros, apunta la activista, quien señala que cada expediente tiene un promedio de tres desaparecidos.
Si sumas, "te da terror" el número de casos estimados solo en este estado del noreste del país, apunta Pérez, quien indica además que en la base de datos hay "más de 2.000 cuerpos no identificados".
Aunque ya casi no habla de su caso porque ahora está al frente de muchos otros, dice que a raíz de su trabajo "se han detenido más de 88 personas relacionadas con la delincuencia organizada" en el sur de Tamaulipas.
Graciela cuenta que recibió amenazas este año tras la detención de uno de los implicados en su caso en Ciudad Mante, el lugar donde precisamente perdió el rastro de su familia ese trágico 14 de agosto de 2012.
Entonces se habló de brindarle seguridad, pero como no era de Tamaulipas, sino de Tamuín, en el estado vecino de San Luis Potosí, le dieron un número telefónico para que llamara en caso de peligro, lamenta.
Pese al dolor de estos años y la intensa búsqueda que realiza entre fosas, Graciela no pierde la esperanza de encontrar a los suyos con vida. "Es lo último que tienes", concluye.
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