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Los habitantes del Valle de Oaxaca se convirtieron en "sembradores de agua" desde que una sequía azotó esta inhóspita región en 2005, alterando el campo y las cosechas de los campesinos.
La sequía y sus posteriores consecuencias fueron una experiencia poco grata para los agricultores, quien alertados ante una posible repetición del fenómeno natural acudieron al Museo del Agua del céntrico estado Puebla para asesorarse.
En aquel lugar, conocieron modelos de construcción de pozos y aprendieron a obtener el agua por filtración, además de hacer represas en las zonas altas donde el agua escurre, donde "siembran" el agua.
El reto era enfrentar los ásperos y áridos terrenos de los distritos de Ocotlán y Zimatlán, comunidades zapotecas ubicadas en el valle central de este estado, uno de los más pobres de México.
Antes que pensar en cosechar cualquier producto, era necesario captar lluvia, detenerla para acumularla para luego llevarla el agua en los pozos.
Y para ello pidieron apoyo económico al municipio.
Los pozos los cavan cerca de los campos de cultivo para que el agua que sobrepase los niveles nutra los mantos acuíferos.
Y los resultados se vieron, y continúan viéndose, casi de inmediato.
Mientras que en los primeros años tenían que cavar hasta 40 metros, ahora el agua la encuentran ya a 10 y 20 metros de profundidad.
Carmen Santiago es la directora del Centro de Derechos Indígenas "Flor y Canto", una asociación civil que buscó el apoyo para éstos terrenos color café y llenos de polvo, se pintaran de verde.
Esta defensora del agua y campesina de oficio, simula con sus manos verla crecer para primero alimentarse y alimentar después los campos de su pueblo.
Carmen cuenta que anteriormente el agua de lluvia corría por los caminos por el arroyo y se iba al río Atoyac, donde se perdía y se contaminaba.
"Entonces dijimos no, vamos a detener el agua vamos a 'sembrar el agua'. Sembrar es meter el agua en la tierra, como la semilla entra en el surco y germina la vida, con el agua es igual, el agua que estacionamos la metemos en los pozos de absorción a través de los retenes"
... explica a Baja Press.
Pero ¿por qué "guardar" el agua?
Esa sequía que hace más de 10 años consumió estos campos de cultivo, fue la dura lección para que los campesinos entendieran la importancia de captar el agua de las lluvias, en una especie de pequeñas lagunas, con la que ahora se nutren sus mantos acuíferos.
"Sufrimos la escasez en 2005 y bajó bastante el agua. En los últimos años ha subido y ahora ya tenemos para regar y seguimos construyendo obras de captación con otros compañeros", apuntó un campesino de Ocotlán, Emiliano Sánchez.
Desde ese año, los agricultores construyeron 30 retenes de captación y más de 300 pozos de filtración en municipios como San Antonino Castillo Velasco, Santiago Apóstol Ocotlán, Zegache o Tilcajete, entre otros.
Con esa ayuda los habitantes de 16 comunidades, que se integraron en la Coordinadora de Pueblos Unidos por la Defensa del Agua ya no tienen necesidad de migrar para trabajar en los campos del norte de México o a Estados Unidos.
"Sin esas obras esto sería un desierto y hubiera emigrado más gente o hubiera buscado otro trabajo. Ahora esto es nuestro propio negocio y es el sustento de toda las familias, de toda la comunidad"
... dijo Esperanza Alonso Contreras, otra campesina de Ocotlán.
El agua que captan y filtran les permite sembrar frutas, legumbres y rosas durante una temporada de estiaje, pueden pasar hasta más de dos años con lluvias irregulares y seguir su riego moderadamente.
De acuerdo con el departamento de meteorología de la gerencia en Oaxaca de la Comisión Nacional del Agua (Conagua), los pronósticos indican que este 2019, el estiaje se intensificará porque será el segundo año con menos lluvias para el estado.
El jefe del departamento de Meteorología de la Conagua en la entidad, Julio Salazar, recordó que la ocurrencia de precipitaciones en el último año estuvo entre un 15 % y 20 % por debajo de lo que normalmente llueve en la entidad.
"Se siguen registrando bajas precipitaciones en gran parte del estado y esto trae como consecuencia que la temporada de estiaje sea más severa principalmente en la segunda quincena del mes de marzo y abril", explicó Salazar.
Entre lo áspero y seco del terreno en el valle de Oaxaca, resaltan los campos de cultivo, hay parcelas sembradas con legumbres donde no falta el agua además de cultivos de rosas multicolores que este grupo de campesinos vende en la cuidad de Oaxaca capital.
Son los frutos de la "buena cosecha" del agua que sembraron.
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