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El español Rafael Nadal, número uno del mundo, tumbó este viernes al argentino Juan Martín del Potro, sexto, y peleará por ganar su undécimo Roland Garros en la final del domingo ante el austríaco Dominic Thiem, quien derrotó antes al italiano Marco Cecchinato.
Nadal, en su mejor exhibición en esta edición del torneo, doblegó al vencedor del Open de Estados Unidos en 2009 por 6-4, 6-1 y 6-2 en dos horas y 14 en minutos.
El número uno del mundo continúa forjando su leyenda. Le queda un paso para levantar su undécima Copa Mosqueteros e igualar el récord de la australiana Margaret Court, quien también se alzó con once Grand Slam (Wimbledon).
Además, el rey de la tierra batida firmará su 24º final, apenas por detrás de Roger Federer.
El español, quien se encontró con una dura oposición de su rival en el primer set, planteó un partido inteligente en la pista Philippe Chatrier, buscó el revés de Del Potro -su punto menos fuerte- e intentó alternar golpes paralelos y diagonales que le hiciesen correr, y todo le salió a la perfección.
"El primer set fue muy difícil, con muchas oportunidades para Juan Martín. Tuve un poco de suerte para ganar el primer set, luego he sido más agresivo. Estoy muy contento de volver a la final de Roland Garros", declaró el jugador español, después de que un grupo de espectadores españoles entonaran "Que viva España".
En un estadio en el que los apoyos a "Delpo" fueron dominantes, Nadal planteó primero una guerra de desgaste ante un rival que renacía para el tenis de altos vuelos, después del calvario de lesiones en la muñeca que a punto estuvieron de acabar con su carrera.
Sabedor de que los servicio de "La Torre de Tandil" (1,98 metros) son auténticos misiles, Nadal se tuvo que trabajar los puntos en los que le tocaba servir y esforzarse en el resto.
En el primer set, la igualdad fue total. El argentino ganaba los juegos fácilmente apoyado en su letal saque, mientras que el español sudaba para lograr cada punto de su servicio.
Del Potro podía haber cambiado el rumbo del encuentro si no hubiese desperdiciado hasta seis puntos de quiebre, tres en el tercer juego y otros tres en el noveno.
Nadal, feroz y concentrado, no desaprovechó la clemencia del rival para llevarse una reñida primera manga en la que, además de jugar a su oponente en el revés, le procuró puntos que le moviesen de un lugar a otro de la cancha.
En una de esas secuencias, "Delpo" (1,98 metros y 97 kilos) se frenó en seco con un golpe que le pilló a contra pie y se quejó de su pierna izquierda. "Me he enganchado allá", se escuchó decir. Pidió a los médicos un analgésico.
La contrariedad de la primera manga enojó al jugador de Tandil. Soltó imprecaciones y tiró la raqueta contra la silla en el intervalo entre sets. Dentro de ese corpachón con aire de gigante bueno, hay también un tremendo competidor.
Con su mirada implacable, el de Manacor alternó algo su plan inicial en la segunda manga. Siguió buscando el revés de Del Potro, pero procuró más las iniciativas del punto. Así evitó la castigadora derecha de su rival.
En la tercera manga, Nadal no bajo el pistón y sometió a duros golpes a su oponente, quien se marchará de este Roland Garros como cuarto del mundo, igualando el mejor puesto de su carrera logrado en 2014.
Ahora le toca en la final del domingo Thiem, el único jugador que ha sido capaz de batir a Nadal en arcilla, este mayo en los cuartos de final del Mutua Madrid Open (7-5 y 6-3)
El austríaco, que debuta en una final del Grand Slam, se medirá a un contrincante que nunca perdió el partido decisivo por el título en la arcilla parisina.
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